Al finalizar el proyecto, 24 hectáreas de las cabeceras de tres micro cuencas del distrito de Oropesa, que benefician a la población de 6 comunidades campesinas (Patacancha, Q’ewar, Huasao, Patabamba, Pinagua y Choquepata) cuentan 5.019 zanjas de infiltración (2.338 construidas y mantenimiento a otras 2.681), en cuyos bordes se instalaron 13.600 plantones de la especia nativa conocida como q´ewña, obteniéndose un volumen de agua infiltrada estimada de 517.960,8 litros de agua/m2 durante el periodo comprendido entre los meses de diciembre 2018 a abril 2019 y septiembre a noviembre del 2019 (periodo de lluvias ocurridas en el tiempo de ejecución del proyecto).

La infraestructura verde construida contribuirá a la mejora de la cobertura vegetal, la recuperación de la fertilidad natural de los suelos y al incremento de la infiltración de las aguas pluviales evitando la erosión de los suelos. La nueva cobertura vegetal herbácea y arbolea tendrá impactos positivos en la adaptación al cambio climático en la medida que acortará los gradientes de temperaturas extremas por el incremento de la humedad relativa, mejorando el microclima para la producción y la vida de las personas de la zona.

Del monitoreo desarrollado durante la intervención, se reportó que el 90% de las zanjas de infiltración se encuentran en buen estado de funcionamiento y el 95% de los plantones de q’ewña tienen un adecuado prendido y desarrollo, solamente el 1% se encuentran dañadas por patógenos que detienen su crecimiento y un 4% de las plantas no prosperaron, debiendo ser repuestas al final del proyecto.

La participación de hombres y mujeres en las faenas comunales para la construcción y forestación, los talleres de capacitación en el manejo de suelo, agua y cobertura vegetal han permitido fortalecer las capacidades de 245 mujeres y 324 hombres de las 6 comunidades indígenas para la adecuada gestión y mantenimiento de la infraestructura verde construida.

En el mediano y largo plazo la intervención asegurará el incremento de agua en los manantiales y su disponibilidad para riego y consumo humano, evitando así que la población, en especial las mujeres, inviertan más tiempo en la provisión de agua para el consumo humano, ante un escenario de escasez del recurso hídrico. Cabe señalar que el incremento de agua para riego asegurará la ampliación de la frontera agrícola y ganadera, que favorecerá el empoderamiento de las mujeres y su autonomía económica, mejorando la economía familiar.

Por último, se logró que la población asuma responsablemente la continuidad del proceso con las acciones de mantenimiento de la infraestructura, el repoblamiento de especies nativas, la organización del pastoreo y, sobre todo, la concienciación de la importancia de gestionar adecuadamente los recursos naturales.