El proyecto se llevó a cabo en el Colegio Futuro Vivo, ubicado en la Aldea Samac, municipio de Cobán (Guatemala), con el objetivo principal de abordar las deficiencias en los servicios de agua y saneamiento que afectaban tanto a los estudiantes del Centro Educativo Futuro Vivo como a las familias integradas a la institución.

En las comunidades circundantes, se identificó una carencia crítica de instalaciones adecuadas para el tratamiento de aguas residuales, ya que la mayoría de las familias dependían exclusivamente de letrinas y no contaban con ningún sistema de drenaje. El suministro de agua, por su parte, provenía de pozos ubicados en las viviendas y de un río cercano. Conscientes de la importancia de establecer un modelo comunitario para la gestión adecuada de los desechos líquidos, el centro educativo abordó este desafío con el proyecto con el aporte económico del Ayuntamiento de Montilla, lo que permitió financiar las diversas actividades y la instalación de las infraestructuras necesarias.

Destacar que la instalación del biodigestor se realizó con la colaboración activa de los padres de familia, quienes no solo proporcionaron el apoyo financiero necesario, sino que también brindaron mano de obra esencial para la instalación exitosa del biodigestor.

Como respuesta a la problemática identificada, se instaló un biodigestor con el propósito de gestionar de manera eficiente las aguas residuales, contribuyendo así al cuidado y preservación del medio ambiente. Paralelamente, se llevaron a cabo capacitaciones dirigidas a alumnos/as, padres y madres de familia, con el fin de crear conciencia sobre la gestión adecuada de los desechos sólidos y el manejo de las aguas negras.

Los principales beneficiarios de este proyecto fueron los 188 niños y niñas del Centro Educativo Futuro Vivo y todas las familias asociadas a la institución, entre ellos 106 mujeres y 97 hombres quienes experimentaron mejoras significativas en sus condiciones de saneamiento y acceso a agua segura.