Mejora de las cocinas de las 18 familias indígenas de Cusco

18 familias de 5 comunidades indígenas del Cusco dispondrán de cocinas mejoradas provistas agua potable, piso de cemento, mesas de trabajo y fogones mejorados en el marco del proyecto de Vivienda productiva y alimentación saludable financiado por la AACID.

Toda una vida de vivir sin agua en la cocina es casi un estándar entre las poblaciones indígenas del Cusco. Generaciones de mujeres han asumido la labor de proveer alimentación a sus familias en espacios húmedos, oscuros, sin ventilación y sin condiciones de higiene, poniendo en riesgo su salud y la salud de la familia, en especial de la niñez con alta incidencia de parasitosis y la consecuente anemia, sin que existan políticas públicas adecuadas que atiendan a esta problemática.

El proyecto denominado “Mujeres y hombres indígenas de comunidades rurales del valle de cusco, ejercen su derecho a una vivienda productiva digna y a una alimentación saludable con enfoque de género en desarrollo” en actual ejecución con fondos de la AACID, Fundación Social Universal y el Centro Guaman Poma de Ayala, viene atendiendo asertivamente esta problemática de la mano de las directivas comunales, que facilitaron la identificación de las familias más vulnerables a las que se les está mejorando sus cocinas.

16 familias de las comunidades indígenas de Pinagua, Huancabamba, Ccoyllorpugio Huarcay han reemplazado este mes los pisos de tierra por pisos encementados facilitando su limpieza, han adquirido mesas de trabajo que incluyen un lavatorio, por lo que no volverán a acarrear el agua y la higiene de los alimentos y utensilios se realizará en condiciones adecuadas. Finalmente, los nuevos fogones mejorados con chimenea están evitando que se consuma más leña y, sobre todo, la existencia de humo contaminante en la cocina, cuya inhalación es muy perjudicial para el sistema respiratorio y provoca graves infecciones en ojos y piel. En las próximas semanas, otras dos familias de la comunidad de Kajyapata, una vez identificadas con las dirigencias y las comunidades, se verán beneficiadas con las mejoras de estos ambientes.

Este tipo de intervenciones son muy celebradas por toda la población rural, en especial por las mujeres, las personas más ancianas y la niñez que mejoran considerablemente sus condiciones de vida a partir de la asunción de hábitos de higiene y de alimentación más adecuados. Así, la señora Vicentina Amachi, de la comunidad de Huancabamba, afirmaba muy contenta que “Ahora cuando mis nietos me visitan ya pueden quedarse en la cocina que está muy limpia, tiene más luz y no hay humo.”

Con este tipo de proyectos piloto se facilita el acompañamiento a las familias y también a la comunidad, donde otras familias están mejorando sus cocinas y accediendo a la capacitación, a los materiales elaborados y a las asistencias técnicas del equipo, aportando el proyecto al cierre de brechas en el ámbito rural.