Nos encontramos en una situación definida como Emergencia Climática, caracterizada por temperaturas que tienen una tendencia ascendente, una disminución de la precipitación, unida a eventos meteorológicos extremos y una acelerada desaparición de especies de fauna y flora en los ecosistemas naturales. Esta crisis ecológica está teniendo un fuerte impacto sobre las comunidades humanas y el entorno natural. Así, no es nada descabellada la declaración de la ONU refiriéndose al cambio climático como “el mayor desafío de nuestro tiempo”.
Nunca como ahora la continuidad de la vida del ser humano en la Tierra ha estado tan amenazada. Si no cuidamos de nuestra casa común, que es la Naturaleza, dejará de ser posible la Vida y mucho menos una vida en armonía y plenitud para las futuras generaciones. La justicia social y la felicidad sólo son posibles en un mundo en armonía con la Naturaleza.
El programa de Medio Ambiente de la Fundación parte de un enfoque transversal que pueda implicar a todo el que se sienta llamado y que acoja a todos los proyectos en marcha, con infancia, juventud, familias, comunidades, cooperación internacional y emprendimiento empresarial.
En este sentido, el papel de la agricultura para mitigar los efectos del cambio climático y disminuir la contaminación ambiental es muy relevante, pudiéndose desarrollar actuaciones encaminadas a fijar en el suelo el CO2 atmosférico, reducir la erosión o aumentar la biodiversidad.
La FAO, conocedora del potencial de la agricultura, menciona que “los hombres y las mujeres dedicados a la agricultura, el pastoreo y la pesca, así como sus instituciones locales, tienen que tener acceso a información sobre el cambio climático y sobre cómo puede ayudarlos la biodiversidad local a adaptarse.”. Así, la biodiversidad adquiere un peso relevante como declaran Fontanet y Vila: “Nuestro desafío será restituir al agroecosistema la suficiente diversidad y complejidad, con el fin de favorecer la autorregulación de las plagas y enfermedades, y mantener la productividad con las mínimas aportaciones de materiales y energía exterior (…) Así, podemos observar los sistemas agrarios como una simplificación de un
ecosistema natural, aunque siguen rigiendo los mismos procesos naturales”
El área de Medio Ambiente de la FSU, consciente de esta realidad, tiene entre sus objetivos el aumento de la conciencia y el respeto al medio ambiente, el incremento de la biodiversidad natural en nuestro entorno y la promoción de estilos de vida más saludables y respetuosos con el medio ambiente.
Nuestra fundación siempre ha mostrado una especial sensibilidad y cuidado por el medio ambiente. No en vano uno de los cuatro pilares fundaciones que dieron origen a la entidad lo constituye la defensa y conservación del medio ambiente y el impulso de estilos de vida saludable bajo el convencimiento de la naturaleza es un pilar fundamental para la vida. Así pues, la promoción de un ambiente sano siempre ha constituido una transversal y un rasgo de nuestra identidad como fundación.
En estos años destacan multitud de intervenciones en cooperación internacional al desarrollo en los ámbitos de la agroecología para favorecer una seguridad y soberanía alimentarias en comunidades rurales o la gestión integrada de recursos hídricos, entre otros. También, a nivel local, se destaca el proyecto de huertos ecológicos de La Toba, pionero en la provincia en huertos urbanos, las reforestaciones, el asesoramiento técnico para una agricultura más sostenible y ecológica, las acciones de educación ambiental como las jornadas o semanas temáticas sobre ecología, el acompañamiento técnico a diversos huertos escolares del municipio o nuestra participación en la iniciativa de emprendimiento Biofresh dedicada a la producción y comercialización de productos hortofrutícolas ecológicos frescos.
La FSU tiene una extensa trayectoria vinculada con el medio ambiente, prueba de ello es la designación como socio de honor de la Asociación Ecovalia y la certificadora Comité Andaluz de Agricultura Ecológica – CAAE, además tiene vigente con la Fundación Savia un convenio marco de colaboración para trabajar en objetivos comunes mediante la ejecución de proyectos y acciones de investigación, formación, divulgación, intercambio, difusión, fomento de la producción, elaboración y comercialización y consumo con criterios de sostenibilidad, así como de concienciación ciudadana, sostenibilidad, medio ambiente y desarrollo rural.
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