¡La Vida no puede morir!

Devastación sobre devastación. Sin que las inundaciones hayan desaparecido, ni se haya rescatado a las personas desaparecidas, Centroamérica sufre el impacto del segundo huracán en dos semanas: Eta primero y luego Iota. Aún se desconoce el impacto real de la emergencia, aunque se considera que, al menos, seis millones de personas están directamente afectadas. Miles de personas han sido evacuadas en Honduras, Nicaragua, Guatemala o Belice. Los huracanes llegan en un momento en el que las economías de la región están ahogadas por la crisis provocada por la pandemia. La Coordinadora Andaluza de ONGD nos lo cuenta cómo en Centroamérica llueve sobre mojado en el siguiente enlace https://caongd.org/emergencia-humanitaria-en-centroamerica-llueve-sobre-mojado/

Desde Futuro Vivo de Guatemala, programa comunitario de educación integral con el que colabora nuestra fundación desde su inicio, nos llegan noticias de que en la aldea de Samac, en Coban Alta Verapaz, se inundó todo. Las casas y sus escuelas se encuentran llenas de agua y la gente subió a las partes altas de las comunidades sin nada, sin comida ni ropa de abrigo; otras se subieron a los techos de sus viviendas en espera de ayuda.

Las Hermanas Carmelitas de la Enseñanza, responsables del Programa Futuro Vivo de Guatemala, se han puesto las botas y se han vestido con su capa fraterna para decirle a la comunidad de Cobán, juntas y juntos nos vamos a levantar. Alimentos no perecederos, ropa de abrigo, productos de higiene, etc. viajan en cayucos o en avioneta para aliviar el sufrimiento de la población con la generosidad de la gente. Como dicen nuestras compañeras de Futuro Vivo de Guatemala, ¡La Vida no puede morir!