La FSU inicia un nuevo proyecto de mejora del habitat en comunidades campesinas de Cusco
Durante los dos próximos dos años, 1342 personas de 12 comunidades campesinas del Valle de Cusco ejercerán su derecho a una vivienda productiva digna y a una alimentación saludable con la financiación de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID).
El proyecto intervendrá en doce comunidades indígenas del Valle de Cusco, en la sierra altoandina de Perú. Las familias en estas comunidades viven en deficientes condiciones de habitabilidad y salubridad sin acceder a una alimentación saludable.
La vivienda rural está mayoritariamente dispersa sobre los cerros y montañas que rodean el valle, siguiendo patrones de asentamiento ancestrales. Un 96% de las viviendas son de adobe, construidas sin conocimiento ni asistencia técnica, siendo altamente vulnerables ante posibles sismos o lluvias intensas, y un 90% están hacinadas por la cohabitación de la familia con animales menores y herramientas e insumos agrícolas.
La totalidad de las viviendas son deficitarias en servicios de acceso a agua segura y desagüe, convirtiéndose en focos de contaminación que ponen en riesgo permanente la salud pública, siendo los niños menores de cinco años los más vulnerables frente a las enfermedades a causa del deficiente saneamiento básico, la acumulación de basura y los incorrectos hábitos de higiene familiar.
Según reportes de la Dirección Regional de Salud en la provincia de Cusco el 12,08% de la infancia menor de 5 años presenta desnutrición crónica infantil y el 71,06% padece anemia infantil, aumentando aún más en las comunidades alto andinas.
A partir de los estudios y diagnósticos realizados participativamente con la población, se ha identificado como problema central la vulneración de derechos de mujeres y hombres al acceso a una vivienda digna productiva y alimentación saludable, siendo las principales causas:
– Las inequidades en las relaciones de género en el hogar por la sobrecarga de labores reproductivas y productivas en la mujer, influencia de modelos culturales que fomentan el machismo, la exclusión y el desconocimiento de los derechos de mujeres y hombres.
– Las deficientes condiciones de habitabilidad y salubridad en la vivienda y su entorno, sumado a las incorrectas prácticas de salud e higiene personal y familiar, consumo de agua no segura, entre otros.
– Las inadecuadas condiciones en el acceso y la disponibilidad de alimentos debido a la deficiente infraestructura productiva para el desarrollo de actividades agropecuarias, el incremento de prácticas negativas en el ambiente, la pérdida del conocimiento y tecnologías ancestrales en actividades agropecuarias, los inadecuados espacios de intercambio de productos e inadecuados hábitos alimenticios.
– La limitada participación de mujeres y hombres en espacios de toma de decisiones y acciones de incidencia en políticas públicas de vivienda rural, promoción de la salud y acceso a la alimentación saludable, que restringen las capacidades para exigir y demandar sus derechos frente a la ausencia de políticas reales en apoyo a la población rural.
Toda esta problemática incrementa las brechas socio económicas y políticas entre la población urbana y rural de las comunidades indígenas del Valle de Cusco, agudizándose la violencia en las relaciones de género, la prevalencia de las enfermedades en la niñez, las mujeres y la población en general, con escaso ejercicio de la ciudadanía frente a políticas de vivienda rural excluyentes y carentes de un cariz de justicia social y compromiso real con el desarrollo y sostenibilidad.
Con esta intervención se contribuirá a mejorar la habitabilidad de las viviendas incorporando el uso de energías renovables e infraestructura agropecuaria conducida por mujeres indígenas, logrado así su mayor autonomía y empoderamiento socio económico en paralelo con la práctica de medidas compensatorias en el ámbito doméstico, posibilitando que sus familias accedan a una alimentación balanceada a partir de su producción agropecuaria local diversificada.