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Construcción de proyectos de vida y monitoreo al sistema integral de agua potable en comunidad indígena de Ccoyllorpugio

Entre el 27 de octubre y 3 de noviembre se celebraron una serie de talleres con las familias campesinas de la comunidad indígena de Ccoyllorpugio, en el distrito de Santiago de Cusco, con los objetivos fundamentales de aprender a construir proyectos de vida participativos a nivel del hogar y la comunidad, identificar las necesidades y las rutas que permitan su implementación y educar y sensibilizar a mujeres y hombres en el manejo y la gestión del sistema integral de agua, desde la captación hasta el manejo de las aguas residuales.

Todas estas actividades forman parte del proyecto financiado con fondos de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID), iniciado en enero de este año de la mano del Centro Guaman Poma de Ayala, con el propósito de que la población asentada en las comunidades rurales del Valle de Cusco ejerzan su derecho a una vivienda productiva digna y a una alimentación saludable con enfoque de género en desarrollo.

El distrito de Santiago de Cusco, con más de 100 mil habitantes, constituye uno de los distritos más poblados de la región andina de Cusco. Su población asentada en periferia es migrante de los pueblos más pobres que, junto a la población rural y periurbana, tienen los indicadores más alarmantes como, por ejemplo, 12,5% niñas y niños menores de 5 años con desnutrición crónica y 51,7% con anemia, un 16,7% de brecha en acceso al agua, saneamiento, electricidad y telefonía y un 24,7% en el acceso a servicios higiénicos, con viviendas precarias de una o dos habitaciones para las 5 o más personas que componen la unidad familiar.

Santiago tiene 10 comunidades indígenas, con el proyecto se interviene en la comunidad de Ccoyllorpugio, localizada entre los 3700 a 3850 msnm, además de otra decena de comunidades de todo el Valle. Esta comunidad fue una de las más afectadas por la pandemia COVID-19, viéndose obligados a permanecer en cuarentena absoluta por un periodo de tiempo muy prolongado.

Con una metodología participativa y cualitativa, mujeres y hombres de las familias de la comunidad, guardando los protocolos de bioseguridad establecidos por las autoridades sanitarias, construyeron sus respectivos proyectos de vida. El ejercicio permitió visionar en cada caso el futuro deseado en lo personal, familiar y la comunidad, identificando las necesidades y demandas que pudiera cubrir nuestro proyecto y en las que cada persona tiene que trabajar para lograr los cambios propuestos.

La población adulta expresa que vivir en el campo tiene muchas satisfacciones, pero también se atraviesan múltiples carencias y necesidades y una manifiesta falta de atención por parte del Estado. La precariedad de sus condiciones de vida y la falta de expectativas genera que la juventud emigre en busca de oportunidades de estudio, trabajo y una vida más digna, pasando a poblar los barrios populares de la ciudad del Cusco, incrementando las brechas aún más deficientes.

El propósito, según indican las participantes, es lograr la mejora de las condiciones de vida y mayor seguridad y bienestar para sus descendientes. En este sentido, Silvia Noa, tesorera de la Junta Administradora del Servicio de Saneamiento, manifestaba al equipo técnico “quiero un futuro diferente para mis hijas, no quiero que sufran como yo”. A futuro verbalizan querer habitar viviendas dignas con adecuados servicios higiénicos, con buenas prácticas en los hábitos de higiene, de limpieza, de convivencia familiar, destacan poder recuperar los conocimientos ancestrales y la necesidad de vivir en armonía con la naturaleza.

Posteriormente, en el marco del proyecto de vida construido participativamente, la población fue participe de la jornada de capacitación en el manejo del sistema integral de agua potable cuya gestión está a cargo de la Junta Administradora de los Servicios de Saneamiento – JASS, que es una organización autogestionaria del servicio público de agua potable y saneamiento.

En estas capacitaciones, realizadas en quechua para facilitar la participación de toda la comunidad, en especial de las mujeres que sólo hablan la lengua nativa, se puso énfasis en la operación y mantenimiento del sistema y la necesidad de que la población cumpla con el pago por el servicio, cuyo porcentaje de morosidad es del 80%. Durante las visitas de monitoreo técnico, también se constató un avance del 90% en las construcciones de los servicios higiénicos y cocinas, con un aporte importante de la población beneficiaria.

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