Combatir la desigualdad mediante el uso no sexista del lenguaje en las escuelas
Los distintos tipos de desigualdad hacia niñas y mujeres continúan reproduciéndose en la sociedad bajo el paraguas de un sistema patriarcal. Nuestra fundación, a través de la ONG local Guaman Poma de Ayala, trabaja en las escuelas rurales del Valle Sur de Cusco (Perú) para crear conciencia en los y las más jóvenes sobre el uso discriminatorio del lenguaje sexista.
Perú es uno de los países a nivel global donde los índices de desigualdades por razón de género, así como feminicidios, siguen siendo más altos. No obstante, esta problemática estructural forma parte del sistema dominante en todas las sociedades diseñado para establecer relaciones jerárquicas de poder y subordinación por parte de la mujer frente al hombre.
Según datos del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) de Perú, entre el año 2009 y 2017 se han registrado un total de 491.541 casos por violencia, de cualquiera de sus tipos, contra la mujer. Unos datos que se agudizan todavía más en entornos rurales y comunidades indígenas. Según la encuesta ENDES 2017 de Perú: “las mujeres rurales han sufrido algún tipo de violencia familiar en un 64,1% de los casos”. El Gobierno del país, a través del ‘Plan Nacional Contra la Violencia de Género 2016 – 2021’, busca cambiar los patrones socioculturales que reproducen desigualdades de poder y diferencias que potencian la violencia machista.
No obstante, las discriminaciones hacia niñas y mujeres que el sistema patriarcal crea siguen siendo, en muchos casos, reproducidas por la sociedad. Una de las desigualdades más comunes y que muchas veces es invisibilizada es el uso sexista del lenguaje. La publicidad sexista y el lenguaje utilizado en los diferentes medios de comunicación genera discriminación y puede ser el primer eslabón para la violencia machista.
En este sentido, a través del proyecto de la ONG local Guaman Poma de Ayala denominado “Promoción del acceso a un ambiente saludable y a los servicios de agua y saneamiento, en el marco de los derechos humanos y la equidad de género en las comunidades indígenas del Valle Sur de Cusco (Perú)”, se está interviniendo en la educación de la niñez y juventud sobre las desigualdades de género mediante talleres sobre el uso de un lenguaje no sexista.
Este tipo de talleres, ejecutados por personal de la ONG y cooperantes del programa de la Universidad de Granada, se están llevando a cabo en las escuelas rurales de las comunidades del Valle Sur de Cusco donde asisten, aproximadamente, una media de 15 niñas y niños por sesión. El propósito de estas intervenciones es profundizar en la igualdad de género y en el uso sexista del lenguaje que atribuye, además, diferentes funciones a hombres y a mujeres por razón de género.
“Desde mi experiencia como psicóloga social considero realmente necesario trabajar la perspectiva de género con el alumnado en las instituciones educativas de las comunidades rurales. Estas suelen estar aisladas, las carreteras para llegar son inseguras y no se cubren los servicios básicos. Por ello, el trabajo sobre la equidad de género ni si quiera se plantea como algo importante”, argumenta Irene Ruíz Muñoz, cooperante en terreno de la Universidad de Granada.
El uso no sexista del lenguaje fomenta la equidad de oportunidades y la educación es esencial para combatir la desigualdad contra las niñas y mujeres, así como los estereotipos, y garantizar los derechos humanos de toda la población. El género es una construcción social y los roles son asignados desde que somos pequeñas. Este tipo de talleres ofrece al alumnado las herramientas necesarias para obtener un pensamiento crítico que respete la igualdad.
“Los talleres para prevenir fenómenos sociales tan severos como la violencia de género, la discriminación o el lenguaje sexista son fundamentales para crear conciencia y ofrecer los medios necesarios que conviertan a las nuevas generaciones en personas que rechacen la desigualdad social y trabajen para combatirla. El trabajo que se está realizando desde Guaman Poma de Ayala trata de transversalizar la perspectiva de género dándole la importancia que merece”, concluye la psicóloga y cooperante, Irene Ruíz Muñoz.