Autoevaluación para la acreditación de la calidad educativa en Perú
Desde el año 2008 y con la colaboración de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID), la Fundación Social Universal viene desarrollando de la mano del Instituto Peruano de Educación en Derechos Humanos y la Paz (IPEDEHP) y el Programa de Educación Rural Fe y Alegría 44 (PERFAL) diversos proyectos educativos, con enfoque de derechos, en una red de escuelas rurales de la provincia de Quispicanchi, en Cusco (Perú).
El propósito perseguido es el logro de aprendizajes en los niños y niñas indígenas de 25 escuelas, avanzando en el desarrollo de propuestas sobre la calidad y equidad educativa en la escuela rural, que tienen como horizonte conseguir igualdad de oportunidades en el acceso al conocimiento entre los diferentes estratos socioeconómicos, entre hispano hablantes y quechua hablantes, entre zonas rural y urbana, entre niños y niñas y, en general, en todos los aspectos en el que el sistema educativo peruano reproduce brechas y desigualdades. Un elemento nuevo en el proyecto actualmente en ejecución es el desarrollo de capacidades para la gestión educativa centrada en los aprendizajes, aspecto que contará con la participación del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa – Sineace.
Sobre este componente nos escribe el siguiente artículo Moisés Bazán, coordinador del proyecto “Yanapanakuy. Trabajando juntos para superar la inequidad y la exclusión educativa mejorando logros de aprendizaje de niños y niñas en Quispicanchi”
Pese a los denotados esfuerzos impulsados por la Dirección General de Educación Intercultural Bilingüe y Rural – DIGEIBIR del Ministerio de Educación (hoy DIGEIBIRA) y de la sociedad civil organizada, la escuela rural sigue ocupando en general el sitio de “hermanita” marginada del sistema educativo, calificativo que tiende a acentuarse más cuando ésta está ubicada en comunidades indígenas andinas o amazónicas y en contextos bilingües. En el caso específico de nuestro país esto responde a la ceguera de las políticas públicas en materia educativa, las que por lo general han focalizado una dinámica que lejos de acortar distancias, han instalado una suerte de “calidades” diferenciadas sea en el servicio, como en la garantía de un derecho.
Pero, ¿acaso desde las escuelas rurales no se han dado pasos significativos en la línea de mejorar su gestión a fin de poder alcanzar mejores aprendizajes? Pues sí, en diversos lugares (focalizados) se han puesto en marcha propuestas que lejos de lamentar las condiciones en las que están inscritas, vienen desarrollando apuestas significativas en la búsqueda de contar con una escuela que responda a las necesidades y exigencias de los niños y niñas. Sin embargo resulta muy útil poder reportados los alcances obtenidos, para lo que se requiere de una valoración oportuna y centrada. En ese sentido qué mejor que contar con el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa – Sineace, organismo técnico especializado independiente, objetivo y altamente calificado que cautela la calidad del servicio educativo que recibe el ciudadano a través de la acreditación de las instituciones educativas y certificación de las competencias personales.
En ese marco desde el Proyecto YANAPANAKUY: Trabajando juntos para superar la inequidad y la exclusión educativa mejorando logros de aprendizaje de niños y niñas en Quispicanchi, se está impulsando un proceso de autoevaluación con fines de acreditación, a través de la cual se dote a los directores y directoras de las 25 escuelas con las que se está desarrollando el Proyecto, de las herramientas para comprender los procesos de autoevaluación con fines de acreditación en la Educación Básica y la coyuntura por la que atraviesan actualmente, a la vez que fortalezcan sus capacidades para conducir procesos de autoevaluación con fines de mejora y validar la Matriz de calidad de la gestión para instituciones de EIB de la región del Cusco.
Esperamos que con este impulso se pueda colocar en la agenda pública con mayor intensidad no sólo las peripecias de la escuela rural EIB, sino por sobre todo demostrar que pese a todas las ausencias, hay siempre la posibilidad de dar pasos en la perspectiva de alcanzar cambios significativos en lo que a educación del ámbito no urbano se refiere.