Asistencia técnica para autoconstrucción de viviendas rurales en Cusco

Durante la primera semana de octubre, el equipo técnico del programa Habitat del Centro Guaman Poma se ha desplazado a algunas de las comunidades campesinas destinatarias del proyecto financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID) para facilitar el acceso a una vivienda digna y una alimentación saludable a las familias indígenas que habitan la sierra altoandina del Valle Sur del Cusco.

Una de las necesidades y demandas más acuciantes para las familias de las comunidades indígenas asentadas en la zona alto andina (entre los 3700 a 4000 msnm.), lo constituye el acceso a la vivienda digna, que sea productiva, saludable, segura y confortable, y que garantice dignidad a sus ocupantes, principalmente a la infancia y las mujeres que representan la población más vulnerable.

En el Perú, para este fin se implementa el Programa Nacional de Vivienda Rural cuyo propósito es dotar de vivienda a las poblaciones en extrema pobreza, focalizadas por el Ministerio de Inclusión y Desarrollo Social. No obstante, tanto la metodología para identificar a las familias más vulnerables como la propia propuesta técnica es deficiente. Por poner un solo ejemplo, el módulo de vivienda es de 33 m2 y está compuesto únicamente por dos dormitorios y una cocina – comedor.

Nuestro proyecto, en cambio, responde a las necesidades de las familias logrando integrarse a la dinámica socio cultural a través de la autoconstrucción de una vivienda adecuada a los usos y costumbres locales y, en particular, a las necesidades y demandas de las mujeres que son las que más tiempo permanecen en el hogar. El expediente técnico desarrollado para cada unidad familiar considera no solo las necesidades de alojamiento y cobijo de las familias, sino también el desarrollo de sus actividades productivas, cuenta con servicios higiénicos con agua caliente generada por termas solares para el aseo personal (infraestructura muy valorada por las familias), cocina con fogón mejorado, mesa de trabajo y punto de acceso a agua caliente; también dispone de iluminación natural y buena ventilación y, por supuesto, con dormitorios diferenciados para padres e hijos.

A inicios del proyecto, y durante todo el proceso, se recoge información detallada de la vivienda, se establecen los criterios de selección y la priorización de las intervenciones. Además, durante este periodo de tiempo, el equipo se dedica a desarrollar las capacitaciones de manera personalizada, dando cumplimiento a los protocolos aprobados institucionalmente para prevención del Covid-19. También como adaptación a la situación de pandemia, y como medio para facilitar el interaprendizaje en el seno de la comunidad, los maestros de obra son oriundos del lugar.

Como parte del proceso metodológico, la propuesta considera la suscripción de las actas de compromiso para las intervenciones, donde se contemplan los aportes de las familias, por ejemplo con la disposición de mano de obra y materiales de la zona para la elaboración de adobes, para la obra de construcción de la vivienda y los baños y el enlucido de las paredes. El aporte, según la disponibilidad, puede darse en efectivo o valorizado en especie.

Por su parte, la organización comunal brinda en todo momento su apoyo en la selección de la población beneficiaria según los criterios establecidos por el proyecto, la fiscalización de la labor y de los compromisos asumidos por las familias beneficiarias y el seguimiento y monitoreo al trabajo del personal contratado.

El presidente de la comunidad de Huancabamba, Casimiro Condori, mostraba su agradecimiento a las personas e instituciones por su apoyo “para tener y cumplir con mi sueño de contar con viviendas productivas, con nuestros animales en su lugar, con baño y cocina igual que en la ciudad, con lo que vamos a mejorar nuestras vidas y, sobre todo, será una herencia para nuestros niños y nuestras hijas y todas las generaciones.”